Bandejita con dieciocho unidades de mantecados Felipe II. El origen de esta joya de nuestra confitería y de los postres navideños se remonta al siglo XVI durante el reinado de uno de nuestros monarcas más famosos de la historia, cuando el Conde de Benavente le ofreció al rey Felipe II y a su esposa uno de estos dulces y quedaron fascinados por la finura del postre.
Su elaboración tradicional y completamente artesanal y su receta que se ha guardado fielmente generación tras generación, les han hecho merecedores de muy altos premios convirtiéndoles en casi una leyenda.
Además, cada mantecado viene numerado, como si fuera una obra de arte (que lo son), y su producción es muy limitada, de octubre a principios de diciembre.
Bandejita con dieciocho unidades de mantecados Felipe II. El origen de esta joya de nuestra confitería y de los postres navideños se remonta al siglo XVI durante el reinado de uno de nuestros monarcas más famosos de la historia, cuando el Conde de Benavente le ofreció al rey Felipe II y a su esposa uno de estos dulces y quedaron fascinados por la finura del postre.
Su elaboración tradicional y completamente artesanal y su receta que se ha guardado fielmente generación tras generación, les han hecho merecedores de muy altos premios convirtiéndoles en casi una leyenda.
Además, cada mantecado viene numerado, como si fuera una obra de arte (que lo son), y su producción es muy limitada, de octubre a principios de diciembre.