Este botijo tradicional, con cuerpo robusto y asa, sale de las manos de nuestro alfarero Jose, que es ni más ni menos que la quinta generación de alfareros en su familia. Su trabajo se distingue por su maestría en el torno y con los pinceles, pero también por tratar de mantener y conservar las mismas técnicas y motivos artesanales que utilizaban sus antepasados. Usa esmaltes naturales y cuece sus piezas en hornos de leña, lo que resulta en una textura y colores únicos, imposibles de replicar mediante métodos industriales.
Pero es su decoración a mano la que las hace reconocibles: se caracterizan por sus motivos florales y geométricos, tan típicos de la cerámica cacereña, además de por los colores vivos de sus filos.
Los motivos y colores son orientativos. Se envían según disponibilidad.
Este botijo tradicional, con cuerpo robusto y asa, sale de las manos de nuestro alfarero Jose, que es ni más ni menos que la quinta generación de alfareros en su familia. Su trabajo se distingue por su maestría en el torno y con los pinceles, pero también por tratar de mantener y conservar las mismas técnicas y motivos artesanales que utilizaban sus antepasados. Usa esmaltes naturales y cuece sus piezas en hornos de leña, lo que resulta en una textura y colores únicos, imposibles de replicar mediante métodos industriales.
Pero es su decoración a mano la que las hace reconocibles: se caracterizan por sus motivos florales y geométricos, tan típicos de la cerámica cacereña, además de por los colores vivos de sus filos.
Los motivos y colores son orientativos. Se envían según disponibilidad.